La teología auténtica, verdadera en cuanto depende de la acción del Espíritu Santo, va unida de la mano de la espiritualidad más profunda. La teología que nace del espíritu está esencialmente al servicio de la vida; no existe una ruptura entre la explicación razonada del objeto de fe y su valor práctico-existencial14. Como decía Oscar Cullmann, la teología es un don del Espíritu para la Iglesia. «Una de las actividades más nobles que están, consiguientemente, al cuidado
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